Siguiendo con el hilo armónico y, después de leer en El mundo de Marta el relato de su autora sobre los tres últimos conciertos a los que ha asistido, me ha entrado el gusanillo a mí también de compartir con vosotr@s mi mejor concierto en 22 años de vida.
El siguiente idilio musical empezó cuando yo tenía 8 años y escuché por primera vez una balada preciosa: This aint a love song. El artista, Bon Jovi, y el año, el 1994.
Ese mismo verano pedí que me compraran la cinta de este grupo, se titulaba These Days. Mi hermana no paró de repetirme en la tienda que no me gustarían, que era rock y lo que yo había escuchado era lo único tranquilo que posiblemente tenían. Haciendo caso omiso a su advertencia me compré la cinta (creo por aquel entonces no habían sacado ni el álbum en formato CD). Llegué a casa, puse la cinta y empezó a sonar la primera canción: Hey God. Fue en aquel momento cuando supe que este grupo iba a significar mucho para mí. Desafortunadamente, después de ese disco, vinieron 5 años de paréntesis en los que cada componente de la banda empezó a hacer cosas por su cuenta, incluso fuera del ámbito musical. En estos años de sequía aproveché para escuchar la discografía anterior y me di cuenta de que, si mi vida se pudiera resumir en canciones a modo de banda sonora, todas las que sonarían serían de Bon Jovi.
Con el tiempo se ha creado una conexión especial entre su música y yo. Ahora suenan los primeros acordes de cualquier canción y es como si estuviera programada para reconocerla en cualquier lugar. Son los que me hacen emocionarme y los que me animan.
El verlos en directo era un sueño que esperaba cumplir algún día, y el pasado 1 de Junio ese sueño se hizo realidad.
Yo tenía una entrada de Gold Circle que había guardado durante meses como si se tratara del tesoro más preciado de todos, y es que para mí lo era. Una entrada que me permitió disfrutar de un espectáculo mágico durante dos horas y media en el Estadio Olímpico de Barcelona, el escenario testigo de una ilusión cumplida.
A las 21:02 salió todo el grupo al completo al escenario, con una iluminación más típica de U2 que de Bon Jovi, y empezó a sonar Lost Highway, la canción que da título al tour. Ocho horas de espera en la cola que merecieron la pena sobradamente, y en la que pudimos conocer a gente encantadora, entre ellas madres de familia que habían dejado a todos en casa y que disfrutaron del concierto a mi lado con la misma energía que yo.
Todos los componentes nos hicieron saltar, cantar, participar y vibrar como nunca. Y qué decir de Jon? Guapísimo y con la sonrisa más bonita del mundo... Siempre será mi amor platónico jaja. Sencillamente impresionante y un orgullo para mi haberlos podido ver de tan cerca.
Las sensaciones que experimenté son difíciles de explicar con palabras, hay que vivirlas pero, decir que ya nada es como antes cuando escucho de nuevo una canción suya, supongo que os ayuda a haceros una idea.
Yo creía que empezaría a llorar en la primera canción y no pararía hasta que finalizara el concierto (soy muy llorona), pero sorprendentemente no fue así. Supongo que tienes que verte en la situación para saber cómo reaccionarás. Era tanta la euforia y la felicidad acumulada que esto me impidió hasta llorar de alegría.
Solo me queda decir lo que estaba escrito en una pancarta de las gradas del estadio: ¡THANK YOU FOR THESE YEARS OF GOOD MUSIC!
Que me esperen en su próxima visita a España porque volveré con las mismas ganas, o incluso más.
El siguiente idilio musical empezó cuando yo tenía 8 años y escuché por primera vez una balada preciosa: This aint a love song. El artista, Bon Jovi, y el año, el 1994.
Ese mismo verano pedí que me compraran la cinta de este grupo, se titulaba These Days. Mi hermana no paró de repetirme en la tienda que no me gustarían, que era rock y lo que yo había escuchado era lo único tranquilo que posiblemente tenían. Haciendo caso omiso a su advertencia me compré la cinta (creo por aquel entonces no habían sacado ni el álbum en formato CD). Llegué a casa, puse la cinta y empezó a sonar la primera canción: Hey God. Fue en aquel momento cuando supe que este grupo iba a significar mucho para mí. Desafortunadamente, después de ese disco, vinieron 5 años de paréntesis en los que cada componente de la banda empezó a hacer cosas por su cuenta, incluso fuera del ámbito musical. En estos años de sequía aproveché para escuchar la discografía anterior y me di cuenta de que, si mi vida se pudiera resumir en canciones a modo de banda sonora, todas las que sonarían serían de Bon Jovi.
Con el tiempo se ha creado una conexión especial entre su música y yo. Ahora suenan los primeros acordes de cualquier canción y es como si estuviera programada para reconocerla en cualquier lugar. Son los que me hacen emocionarme y los que me animan.
El verlos en directo era un sueño que esperaba cumplir algún día, y el pasado 1 de Junio ese sueño se hizo realidad.
Yo tenía una entrada de Gold Circle que había guardado durante meses como si se tratara del tesoro más preciado de todos, y es que para mí lo era. Una entrada que me permitió disfrutar de un espectáculo mágico durante dos horas y media en el Estadio Olímpico de Barcelona, el escenario testigo de una ilusión cumplida.
A las 21:02 salió todo el grupo al completo al escenario, con una iluminación más típica de U2 que de Bon Jovi, y empezó a sonar Lost Highway, la canción que da título al tour. Ocho horas de espera en la cola que merecieron la pena sobradamente, y en la que pudimos conocer a gente encantadora, entre ellas madres de familia que habían dejado a todos en casa y que disfrutaron del concierto a mi lado con la misma energía que yo.
Todos los componentes nos hicieron saltar, cantar, participar y vibrar como nunca. Y qué decir de Jon? Guapísimo y con la sonrisa más bonita del mundo... Siempre será mi amor platónico jaja. Sencillamente impresionante y un orgullo para mi haberlos podido ver de tan cerca.
Las sensaciones que experimenté son difíciles de explicar con palabras, hay que vivirlas pero, decir que ya nada es como antes cuando escucho de nuevo una canción suya, supongo que os ayuda a haceros una idea.
Yo creía que empezaría a llorar en la primera canción y no pararía hasta que finalizara el concierto (soy muy llorona), pero sorprendentemente no fue así. Supongo que tienes que verte en la situación para saber cómo reaccionarás. Era tanta la euforia y la felicidad acumulada que esto me impidió hasta llorar de alegría.
Solo me queda decir lo que estaba escrito en una pancarta de las gradas del estadio: ¡THANK YOU FOR THESE YEARS OF GOOD MUSIC!
Que me esperen en su próxima visita a España porque volveré con las mismas ganas, o incluso más.
1 noctámbulos se han estrellado aquí:
Hola!
Muchas gracias por tu post... voy a pipear tu blog...
:D
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